Sprint Cero: Lecciones de arquitectura entre pañales y deploys

viernes 12 de diciembre del 2025

Regresar a escribir no es sencillo. A principios de año inicié este blog con toda la intención de mantenerlo activo, pero la realidad se impuso: el año está por terminar y la continuidad fue casi nula. Retomar la escritura —o cualquier proyecto personal— mientras se gestionan múltiples responsabilidades y una vida personal en expansión es un acto de malabarismo constante.

Este año, la ecuación cambió drásticamente con el nacimiento de mi hija. Esto me obligó a entender que en la vida, como en el desarrollo de productos, los recursos son finitos y la priorización es innegociable. A veces hay que dejar de lado ideas que nos apasionan para enfocarnos en lo que realmente produce resultados tangibles o tiene un impacto crítico, ya sea económico o personal.

La Primera Infancia como el “Sprint Cero”

Más allá del código, la paternidad me ha enseñado una lección fundamental sobre la gestión de proyectos. Se dice que los primeros años de vida de un bebé son los más críticos; entre más temprana sea la atención, más sólidas serán las bases para su autoestima y desarrollo futuro. Según datos de UNICEF y la neurociencia moderna, durante los primeros 1,000 días de vida el cerebro forma más de un millón de conexiones neuronales por segundo. Esta “arquitectura cerebral” temprana es la base sobre la que se construye todo el aprendizaje y comportamiento futuro. Es, literalmente, el código base del ser humano.
Esto es idéntico a las fases iniciales de un desarrollo de software. Antes de “tirar líneas de código” —o antes de dar la primera papilla o costilla—, hay que planear la estrategia. Un error común es saltarse la etapa de diseño por la prisa, pero mi experiencia dicta que un proyecto bien planeado e iniciado aumenta drásticamente su probabilidad de éxito.

La Fase 1, Planeación y el Diseño (Antes del Código)

Para que un proyecto sea real, no basta con la idea; hay que ejecutar una planeación estratégica de las tareas, infraestructura y herramientas. Aquí es donde la metodología Agile cobra vida real, mucho antes de la programación.

Imaginemos el inicio de un nuevo módulo. No podemos simplemente empezar a programar. Necesitamos un Sprint de Diseño o Planeación:

  1. Herramientas de Colaboración: Definimos el flujo en herramientas visuales como Basecamp o Figma para los wireframes y la experiencia de usuario (UX), y bajamos los requerimientos a historias de usuario en Fizzi.
  2. Tiempos (Timeboxing): Asignamos una duración realista al sprint (usualmente 2 semanas) y definimos qué entregables son viables en ese tiempo sin generar deuda técnica inmediata.
  3. División de Responsabilidades: Es vital separar el “qué” del “cómo”. Mientras el Product Owner define las prioridades del negocio, el equipo técnico (Backend/Frontend) debe estimar la complejidad y decidir quién ataca los controllers y models, y quién los componentes visuales.
  4. En el caso de un bebé, por ejemplo: ¿cómo se le introducirá a la alimentación complementaria? ¿De manera tradicional con papillas, o con las nuevas técnicas BLW que permiten al bebé desarrollar su motricidad y comer de manera más “natural”?

Decisiones de Arquitectura: El Ejemplo del Motor de Pagos

Una vez superada la planificación general, entras a las decisiones granulares. En software: ¿qué proveedor de pagos? ¿librería directa o wrapper? En la paternidad: ¿BLW o papillas? ¿cuna o colecho? ¿guardería a los 6 meses o al año?

Lo importante no es cuál eliges, sino que lo elijas conscientemente en la fase de diseño. Estas decisiones, hechas con calma al inicio, te ahorran cientos de horas de "refactoring" después.

Dominar la noche para dominar la mañana

Finalmente, en las metodologías ágiles, tan importante es el inicio (Sprint Planning) como el cierre (Sprint Retrospective). Hay que hacer un “post-mortem” al final de cada módulo para evaluar qué salió bien y qué salió mal.

Esto me lleva a filosofar un poco. Los estoicos como Séneca practicaban la reflexión nocturna para examinar el día vivido, mientras que Marco Aurelio enfatizaba prepararse mentalmente cada mañana para cumplir nuestro propósito. Esta práctica conecta las noches con las mañanas: reflexionar antes de dormir nos prepara para despertar con claridad.

Si evaluamos cómo nos fue hoy (nuestro pequeño post-mortem diario), podemos planear las prioridades de mañana con mayor claridad. Así que, antes de correr hacia el siguiente objetivo o el próximo año, tómate el tiempo de revisar los cimientos y cerrar el ciclo actual. Porque un inicio sólido es la mejor garantía de un final exitoso.

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Resumen de la Analogía Técnica: Tu vida es el servidor de producción. Tu hija es el despliegue más crítico que harás jamás. Y tu rutina nocturna es el Sprint Retrospective: sin ella, seguirás cometiendo los mismos bugs en el siguiente Sprint.​​​​​​​​​​​​​​​​




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